Disfrazados de ricos

Es difícil distinguir a un asalariado de un potentado caminando por la calle, hoy he intentado descubrir cuantas personas con las que me he cruzado por el centro, son asalariados, parados, ricos potentados…. no he podido. Unas gafazas por aquí, unas zapatillacas de la ostia por allá, botas de piel, todo pequeños detalles que a mi ojo poco avezado, significan nada. Quizás alguna persona de origen rural, con el riñón bien cubierto de tierras, ganado y dinero en el banco. Una cosa fuera de lo común, uno sabe con quién se cruza y eso es un problema.

O esa es la cara A del problema, la cara B es que la gente no sabe quién es y eso es otro problema. No digo que haya que uniformarse según la holgura de la situación económica de cada cual, pero quizás una pequeña chapa, o un gorrito, algo que nos escupa a la cara el increíble deterioro de nuestro nivel vida, poder adquisitivo y perspectivas de futuro. Algo que nos haga reaccionar ante un 21% de paro después de los recortes sociales más grandes en la historia de nuestra democracia de juguete.
He pensado, que si aquellos a los que nos espera un negro futuro, niños y bebes incluidos, nos pusieran una pegatina amarilla en la frente, empezaríamos a preocuparnos en serio por solucionar la situación, y quizás, llegásemos a la conclusión de que dejar en manos de los que se benefician de la crisis, la crisis, pues no es tan buena idea como parecía. Unas pegatinas amarillas con letras rosas.

PARADO DE LARGA DURACIÓN

BEBE SIN FUTURO.

PIE Y MEDIO EN LA CALLE.

PEQUEÑO NEGOCIO EN QUIEBRA.

HACIENDOSE MÁS RICO

GAÑÁN.

SIN FUTURO.

Que cada uno sea honesto y coja la suya. Yo ya tengo dos.